PERÚ. TIERRA DE CIELO, REINO DEL SOL

Afortunadamente siempre existe

otro día, y otros sueños, y otras risas,

y otras personas, y otras cosas.


El eterno, el irrealizado, el incompleto, el soñado, ansiado, el deseado…y el temido. Seguramente podría añadir más calificativos a un viaje que comencé a preparar al final del verano de 2019. A principios del 2020 tenía ya los billetes de los vuelos interoceánicos y de los nacionales y hasta parte de las entradas al Machupicchu, a donde viajaríamos para finales de septiembre y principios de octubre pero, una semana después de adquirir estas entradas se desencadenó lo imprevisto, lo nunca imaginado: el covid-19. Y si pensé al principio que quedaba mucho tiempo para poder realizar mi viaje, la realidad se fue imponiendo como una pesada y trágica losa y no quedó más remedio que renunciar a él. Así que a finales del verano tuve que anularlo todo y comenzar con la lucha para recuperar el dinero Iinvertido en los vuelos que había contratado con Iberia y Latam. Con la primera compañía tuve suerte y en poco tiempo obtuve la devolución. Con Latam me costó un poco más, y lo que sí perdí fue la parte abonada para visitar el Machupicchu, unos 60 dolares que pagué a la agencia local Machupichuwayna y que según ellos, no pudieron recuperar, y digo según ellos, porque el Gobierno peruano me confirmó que habían devuelto todas las entradas, a particulares y a las agencias.

Y la pandemia se extendió por dos años en que nos dio miedo viajar, pero ya en el verano del 2022 comencé a pensar seriamente en retomar lo que casi se había convertido en una extraña aventura. Hacerlo en el 2019 llevó trabajo y esfuerzo, pero deshacerlo también, y ahora, ….había que montarlo de nuevo.

Es cierto que no partía de cero, pero aún así, el trabajo era arduo.

A primeros de diciembre de 2022 nos atrevimos, no sin cierto temor, a comprar los billetes de los vuelos, tanto internacionales como los nacionales. Sería para abril, en una “ventana” en la que nuestros hijos podrían cuidar a nuestra compañera peluda, ya muy viejita, Tula con 15 años sobre sus pelos. Esa “ventana” se abría después de la Semana Santa, que terminaba el 9 de abril y se cerraba el 28 cuando comenzaba el puente de mayo. Así que las fechas iban del 12 al 27 de abril.

Pero una semana después de tener todos los billetes en mano, se desencadena una terrible crisis social en Perú que produce unos graves incidentes donde mueren más de 60 personas en manifestaciones contra el Gobierno y donde las protestas consisten en cerrar carreteras y tomar aeropuertos. Esta grave crisis se prolonga durante meses en la que nuestro Gobierno no recomienda viajar a Peru y donde se suceden las manifestaciones, cortes de carreteras, tomas de aeropuertos, haciendo peligrar por segunda vez nuestro viaje. Se declara el estado de emergencia en el País que en regiones como Cusco se prolonga hasta primeros del mes de abril.

Así que este viaje, deseado, ansiado, también se comenzó a convertir en temido provocando una inquietud casi continúa y que nos llevaría prácticamente hasta principios de Abril donde ya tomamos la decisión de viajar ya que el país parecía tranquilo, exceptuando la región de Puno donde persistía la conflictividad con cortes intermitentes de carreteras. No quisimos arriesgarnos a quedarnos atrapados allí poniendo en peligro el resto del viaje.

La información sobre la evolución de los acontecimientos la obtuvimos a través de la oficina de turismo de Peru en España quien nos facilitó un whatsap operativo las 24 horas del día y todos los días donde informaban puntualmente de la situación del país. Allí nos ponían al tanto de forma inmediata. Pero recalcaban siempre que era una información puntual y no podían pronosticar ni prever su evolución.

La preparación fue lenta, porque ya no soy capaz de abarcar lo de antes, los años van pesando.